Parte de la clientela de nuestra tintorería en el barrio de Salamanca nos elige porque les libramos de una de las tareas domésticas más aparatosas: la limpieza de las alfombras. Sabemos que algunas manchas a priori pueden parecen imbatibles, pero solo necesitan de una mano profesional. Vemos el tema más a fondo en las siguientes líneas.
La verdad es que cada clase de mancha necesita una estrategia concreta. Como imaginas, no será lo mismo combatir una marcha de vino, que una de chicle o limpiar una alfombra en la que nuestra mascota haya hecho de las suyas. En Goldrys te recordamos que, si es posible, no hemos de dejar que la mancha se impregne en el tejido de la alfombra. Es decir, lo mejor es traerla a nuestras instalaciones cuanto antes. En ocasiones, si no se recurre a profesionales, puede ser peor el remedio que la enfermedad, como se dice popularmente. Por ejemplo, aplicando más producto en la mancha del necesario. ¿El resultado? Que solo conseguiremos esparcirla.
Consecuencias de desatender la limpieza de la alfombra
A veces, aunque parezca que están limpias, las fibras de las alfombras ocultan desde polvo hasta residuos orgánicos. Por eso hay que aspirarlas y limpiarlas con regularidad sin esperar a que los olores o manchas sean evidentes ya que será más difícil solucionar el problema. Date cuenta de que las fibras de la alfombra ocultan desde restos de piel, caspa e insectos hasta polen, barro, moho y residuos químicos. Muchos desperdicios que se acumulan entre las fibras de la alfombra son microscópicos e imperceptibles. Está claro que otros son más fáciles de ver como por ejemplo el barro y los residuos de comida. De todos modos, si no se limpian de inmediato, será más laborioso eliminarlos por completo.
Ácaros, chinches y pulgas en tus alfombras
Como seguro que imaginas, los insectos son uno de los principales problemas en las alfombras. Los más comunes son los ácaros del polvo, las chinches y las pulgas. Otro problema puede ser el que se deriva de las bacterias y el moho. Las bacterias llegan a casa en las suelas de los zapatos y en las mascotas. Por eso, aunque te quites los zapatos al entrar por la puerta las alfombras requieren de una limpieza y desinfección periódicas.