La pandemia de coronavirus todavía es una realidad con la que tenemos que convivir. Seguro que sabes que fuera de casa no puede faltar la mascarilla, el gel hidroalcohólico y la distancia social. Pero, ¿y dentro? En este post hablamos en concreto de la higienización de la ropa del hogar para evitar, en la medida de lo posible, la expansión del virus.
La higiene personal es hoy más necesaria que nunca. Lavarse las manos con frecuencia es una de las formas más eficaces de atajar el virus, igual que las prendas de ropa con las que salimos a la calle. Hemos de extremar las medidas de desinfección, prestando atención a los materiales que nos rodean. Por descontado, también a las sábanas y la ropa de cama.
¿Cada cuánto tiempo lavar las sábanas?
Algunas personas lo hacen una vez a la semana, otras cada quince días. Si en situaciones normales no lavarlas cuando toca puede acarrear problemas en la piel, con la COVID-19 en escena se suman algunas cuestiones más. En Goldrys te insistimos en que las sábanas y las fundas de almohada deben pasar por la lavadora una vez a la semana. Ahora en verano que hace más calor y sudamos más, con más frecuencia
Cuando nos metemos en la cama, la contaminamos con partículas de células muertas de la piel, sudor, maquillaje, cremas, pelos, etc. Por supuesto, a esto se suman virus y bacterias a los que hayamos estado expuestos durante el día. En una situación de crisis sanitaria como la que vivimos tenemos que procurar que la cama esté lo más limpia posible.
No solo se trata de lavar las sábanas, sino también las fundas de almohada, el edredón o las fundas nórdicas. Cuanto más cerca esté la tela de la piel, con más frecuencia se debe lavar. El edredón, como no tiene tanto contacto, podemos lavarlo con menos frecuencia. En el caso de las personas que se maquillan, los restos de estos productos son un caldo de cultivo perfecto para los microorganismos.
En definitiva, no lavar con suficiente frecuencia la ropa de cama puede afectar negativamente al microbioma de la piel, constituido por infinidad de microorganismos. Además, para las personas con problemas como el acné o los eccemas, no lavar la ropa de cama cuando corresponde podría agravar estas afecciones.